miércoles, 21 de enero de 2015

Su cuerpo.


Por: Pablo Godínez de la Cruz
Mujer de porte agradable, sencilla en su parecer, de fin elocuencia su imagen, con personalidad sobresaliente, de figura galante, que sobrepasa los límites de amabilidad; postura firme de quien sabe y quiere lo mejor de esta vida.

Exuberante en su mirar, con delicadeza, pero a la vez dominante, como quien conoce lo conveniente de las cosas que lo rodean; majestuosa en su saludo, no esperando a que o saluden para poder ella hacerlo.

Magnánima en su sonrisa, la cual denota quietud, júbilo por la esperanza de un nuevo amanecer en las alas del viento; de firmes propósitos para los frutos de su vida, vida que desanda en las latitudes de las flores del campo.

De resplandeciente belleza, luce siempre su cálido rostro, de textura delicada, en la frescura de la aurora; imponente ante el fulgor de los trazos del arco iris, y en las gotas de la lluvia que caen en la hojarasca con sonoro vaivén.


Desafiante en todo su ser, dotada de cualidades únicas; cual vuelo del águila que avista el horizonte en el verdor de los bosques y de las aguas cristalinas que se deleitan en su andar.

Sus labios. La puerta al amor.



Por: Pablo Godínez de la Cruz
Labios que emiten palabras agradables, agradeciendo a la vida por todo y por nada; un vocablo que tiene comodidad, tal e el efecto de suavidad, que la postura militar se pone firme; hace más regocijante la labor que se realice.

Labios que al sonoro de sus palabras, elevan las colinas, donde la luna se alza en plateados reflejos sobre el agua, en la ruta sinuosa de la vida, sin interrumpir el imperio de la amabilidad.

Que se abren cual botón de la flor del jardín, en la alegría de la palabra que se entrega apasionada a la amistad, como vuelo de ágil alondra en la distancia; que emiten su voz en suspiro, para hacer surgirla flor de la palabra en la alfombra de la primavera.


Como mojada esponja de secretos, estirados en la fresca montaña, en las tibias madrugadas, que vuelven como aroma de flor que se aspira, que emite perdón y consejo con ternura, para quebrarse en mimos, besos y arrullos, sobre las alas del alba.

Su rostro. El mapa del alma



Por: Pablo Godínez de la Cruz

Rostro afable, agradecido por la hermosura que Dios le ha provisto, con proporción lleno de encanto, de ternura, que saca lo mejor de si para mostrarse optimista; no encerrándose para tener pasión y determinación.

Rostro que se ofrece a los ojos como un cuadro de hermosura y de tranquilidad, que sobresale entre viñedos y jardines, como de entre verdes laderas, volviéndose en verdor de verano.

Que se hierge firme ante el sol; en el pétalo de la aurora, para ir al encuentro del crepúsculo; que en la cúspide de su vida, hace surgir la espontanea escritura, donde el ropaje de la adulación viste al verbo.

Hace sentir la lluvia en el alma y el horizonte en los ojos, como flor prometida al viento, moldeado con la pluma del quetzal, en las verdes ramazones de esperanza, en el vigor de su amplio paisaje, como queriendo detener la luz.




Su sonrisa


Por. Pablo Godinez de la Cruz

Sonrisa encantadora, seductora, de tono muy alegre, perspicaz, hasta cierto grado coquetón que levanta el ánimo al nostálgico, que evoca optimismo, que contagia dinamismo; todo parece más lindo, cuando aflora esa sonrisa.

Sonrisa que no se duerme, que despierta esperanza en los momentos difíciles; que hace destilar rocío de los cielos, recordando el sabor grato del amor, en el sonoro caer de las gotas de lluvia; que vence los temores y va más allá del sopor de la conformidad.

De admirable belleza natural, que ama la vida con sus días, donde alumbra el lucero vespertino a la tarde pensativa; los nubarrones no lo opacan y fluye como el nuevo amanecer, como aroma de flor en la lluvia que se detiene en los ojos.

Que baña sus días en el dorado resplandor del entusiasmo, luciendo como la flor más hermosa en su fruto y en su parecer; ante tal sutileza, no hay negación alguna, perfumada como las estrellas del alba.




miércoles, 7 de enero de 2015

Sentimientos encontrados


Por: Pablo Godínez de la Cruz
El éxtasis del sentimiento humano es un lado propositivo que se da por naturaleza; en ciertos momentos de la vida sufre cambios que pueden tener mayor alegría o hacerlo devenir en tristeza; sentimiento que mora dentro del corazón de carne, aunque a veces flota por encima del corazón, por eso fluctúa su emoción, emoción que se suelta en encanto y desencanto.

Cuando la emoción se encuentra en tono alegre, el sentimiento está acogido, en plenitud de confiabilidad; como las plantas cuando florecen, que están en apogeo refulgente, con cabalgata reluciente, como el encuentro entre la cascada y el río, refrenándose agradablemente o el sentir del aire fresco en la mañana al salir la aurora del alba.

La nostalgia sentimental se aparece cuando menos se espera; es en esos momentos cuando se detiene la alegría y el derecho se tuerce, son días en los que la angustia gime de dolor y calla el júbilo, es cuando la flor se marchita en el devenir del atardecer; son instantes cuando el ruido del trafago callejero deja de escucharse; es en esos momentos en que la vida te sabe a nada y te encuentras solo, queriendo tener todo y nada a la vez.

Ambas circunstancias son parte de nuestro porvenir cotidiano, de la existencia a la que pertenecemos mientras respiremos; si bien es cierto que no se puede evitar, si se debe tener más en cuenta que el positivismo atrae mejores cosas para sí.

En el sentido abrumador de las cosas, se debe erguir la mente, para aflorar el deseo de ser mejores en los momentos difíciles y emerger hacia la claridad y escuchar la voz de la alegría que calma la tempestad; pero el pararse firme con la convicción de no dejarse caer y seguir adelante proviene de Dios.

El resplandor que reverdece en emociones y sentimientos, sea siempre encontrado en cada amanecer, al atardecer y al anochecer; creciendo a cada día sin el espacio del dolor, solo en amor, para no vivir en los éxitos del ayer; ni en las expresiones del mañana, sino en las experiencias de hoy.


Hoy es el mejor momento para salir de las circunstancias negativas y comenzar una nueva vida, dejando atrás el dolor, no estancándose en el pasado, sino emergiendo la profunda alegría del corazón, porque el sol siempre vuelve a brillar.


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jueves, 14 de noviembre de 2013

Iniciando un sueño

 



Muchas veces pasó por mi mente. La emoción de escribir siempre ha existido en mi.

Pero por alguna razón no había dado el espacio de subir mis escritos. De hacer público mi pensamiento.

Pero hoy, me atreví a dejar ver lo que pienso, lo que creo....mis reflexiones.

Hoy este espacio es para ti, para quien al igual que yo busca respuestas sin encontrarlas. Espero que tus comentarios siempre existan para poder nutrirme y juntos podamos volar en este cielo de emociones.

Hasta pronto.